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[110]  La Santa Espina - Museo de los Aperos
6-10-2021


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MONASTERIO de la SANTA ESPINA - Valladolid

 El Monasterio de La Santa Espina lo mandó construir doña Sancha de Castilla, hermana de Alfonso VII, en el año 1147 y en él residieron monjes cistercienses llegados desde San Bernardo.

 Al monasterio se accede por un arco de triunfo del s. XVI. Muy cerca se encuentra un monolito que recuerda el encuentro de Felipe II con D. Juan de Austria “Jeromín”, acontecimiento acaecido el día 28 de septiembre de 1559, en este lugar. Del siglo XVI es también la fachada de la hospedería, en la que resaltan los escudos del Abad y de Alfonso VII.

 La fachada de la iglesia y sus dos torres son de mediados del s. XVII, de la Escuela de Ventura Rodríguez. En el interior, resaltan los dos claustros del s. XVII, el de la hospedería y el claustro regular. La sala capitular, es de finales del s. XII. En ella destaca la sencillez propia del cister. De la misma época son la sacristía y la biblioteca claustral. A la entrada de la sala de los trabajos, actual salón de actos de la Escuela de Capacitación Agraria, están el calefactorium y el locutorio.

 En 1275 comenzaron las obras de una iglesia que reúne las características típicas del cister: planta de cruz latina y tres naves, siendo la principal más alta, y las dos laterales más bajas d ecoradas con arcos de medio punto.

 En la capilla mayor, se conjugan los estilos gótico y renacentista. Un arco apuntado de grandes dimensiones abre la capilla. Los lucillos sepulcrales de las familias Meneses y Alburquerque ya son del s. XVI, al igual que el retablo, procedente del Monasterio de Retuerta (Valladolid).

 Del conjunto de capillas sobresalen la de la reliquia del s. XVII, diseñada por Francisco de Praves, en la que se puede contemplar la custodia que guarda la Espina. La capilla de los Vega, del s. XIV, panteón de esta familia noble de Castilla y la capilla de San Rafael, que era la antigua capilla del abad y en la que están enterrados D. Rafael Cavestany y de Anduaga, benefactor del Monasterio, y su esposa.

 El Monasterio ha sobrevivido a los momentos de adversidad: el incendio de 1731 que destruyó la biblioteca y gran parte del edificio, y del que pudieron salvarse la reliquia de La Santa Espina y el libro de Tumbo. La invasión francesa, y la desamortización de Mendizábal, que ocasionó la salida definitiva de los monjes en el año 1835.

 En 1865 adquirió el monasterio D. Ángel Juan Álvarez, Marqués de Valderas. Gracias a la iniciativa de su viuda, Doña Susana de Montes y Bayón, el Monasterio pasó a ser un centro de enseñanza agrícola. Este Monasterio está declarado Bien de Interés Cultural desde el año 1931 .

 En el siguiente enlace se puede acceder a la Web del Monasterio:

Monasterio de la Santa Espina

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MUSEO de los APEROS
Centro de interpretación de la vida rural

 Este museo que contiene más de 8.000 piezas, entre aperos de labranza y útiles que complementan la historia de la vida rural, dan forma a la exposición Aperos de Ayer, un centro de interpretación del medio rural ubicado en las instalaciones anexas al Monasterio de la Santa Espina, en Valladolid.

 En 1971 se funda la Asociación Aperos de Ayer. Jesús Carrión, presidente de la asociación que gestiona el espacio en colaboración con la Junta de Castilla y León, nos informa que nueve personas de origen agrícola, iban viendo por las eras de los pueblos los aperos abandonados y empezaron a interesarse por recogerlos.

 La Escuela de Capataces Agrícolas de España en La Santa Espina, abrió las puertas de las naves de la escuela que se habían dejado de usar, para albergar todo el material. Todas las piezas han sido restauradas y catalogadas, con la idea de conservar esta tradición y las costumbres, el origen de nuestra agricultura desde que era manual y las primeras mecanizaciones hasta las actuales.

 A través de los aperos se representan las diferentes faenas agrícolas y rurales; se incluyen aspectos relacionados con la ganadería, la carpintería, o cómo trabajaban el guarnicionero o el panadero. Y está igualmente recreada en detalle la casa del agricultor o la escuela rural, en la que no faltan pesas medidas o la biblioteca.

 Estos útiles, herramientas o aperos, pertenecen a una parte importante de la economía. La agricultura tiene una antigüedad de doce milenios y aún en algunas partes del planeta se usan como necesarios e, incluso, más rudimentarios. Durante siglos en Castilla se ha usado el arado romano, el que trajeron a Iberia en el siglo primero de nuestra era; nuestros abuelos con sus manos, y con la fuerza animal, alimentaban a las familias y el sobrante iba las ciudades.

 El Museo se articula en tres espacios:
 El primero, en el que se da una explicación del ciclo de la agricultura según las estaciones del año, y del modo de vida rural. A continuación, una zona destinada a los "oficios perdidos" (cestería, zapatero, carpintero...) con sus útiles, herramientas y muestras de productos terminados elaborados a la antigua usanza.
 En el segundo espacio, encontramos la recreación de talleres de elaboración artesanal (una panadería, una fragua y una quesería).
 Y en el tercer espacio visitamos La Casa del Labrador, una recreación de una auténtica casa labriega, con su mobiliario y todo tipo de utensilios y objetos de uso cotidiano.






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